Este año no estoy muy activo en el blog, no es por  nada especial ni desgana no nada parecido si no por la principal razón por la cual decidí hacerlo, escribiré cuando  tengas ganas de hacerlo…. y me acuerde….. y aquí vine la entrada.

Esta mañana he leído un artículo largo e interesante sobre la memoria y como se consigue entrenar de forma “atlética”, como si de un músculo se tratase. Me ha gustado mucho , sobre todo entender cómo se estructura la información en nuestro cerebro y como la recopilamos. La memoria, según dice el articulo es una asociación de recuerdos, imágenes, hechos y experiencias que se almacenan en nuestro cerebro… de forma como él decide. Al recordar asociamos todos esos imputs y se representa el recuerdo. Interesante.

El articulo en cuestión es largo pero muy interesante. Aquí dejo el link y algún trozo destacable.

http://www.elpais.com/articulo/portada/entrene/supermemoria

/elpepusoceps/20120205elpepspor_10/Tes

El recorrido me llevó a buscar al “campeón de inteligencia”. En el curso de mis averiguaciones descubrí a un misterioso candidato que era, si no la persona más lista del mundo, por lo menos una especie de genio extravagante. Se llamaba Ben Pridmore y podía memorizar el orden exacto de 1.528 números aleatorios en una hora y -para impresionar a aquellos de nosotros de corte más humanista- cualquier poema que se le diera. Era el actual campeón de memoria del mundo.

En el plazo de cinco minutos podía aprenderse de memoria lo que había sucedido en 96 fechas históricas distintas y se sabía 50.000 dígitos de pi. ¿Acaso no era envidiable? Dejando a un lado un instante el hecho de que se hallaba en el paro temporalmente, ¿cuánto más productivo sería Ben Pridmore?

Técnica y Ciencia

Todos nuestros recuerdos se encuentran entrelazados en una red de asociaciones. Esto no es una simple metáfora, sino un reflejo de la estructura física del cerebro. La masa de 1.300 gramos que corona nuestra columna vertebral se compone de unos 100.000 millones de neuronas, cada una de las cuales puede establecer entre 5.000 y 10.000 sinapsis con otras neuronas. La memoria, en el plano fisiológico más elemental, es un entramado de conexiones entre esas neuronas. Cada sensación que recordamos, cada pensamiento que albergamos, transforman nuestro cerebro al modificar las conexiones dentro de esa vasta red. Cuando haya llegado al final de esta frase, su cerebro habrá experimentado cambios físicos.

Los investigadores sometieron tanto a los atletas mentales como a un grupo equiparable de sujetos de control a sendas resonancias magnéticas y les pidieron que memorizaran números de tres dígitos, fotografías en blanco y negro de rostros de personas e imágenes ampliadas de copos de nieve mientras les escaneaban el cerebro. Cuando los investigadores revisaron los datos obtenidos, no vieron una sola diferencia estructural significativa. El cerebro de los atletas mentales parecía exactamente igual que el de los sujetos de control. Es más, en cada una de las pruebas de capacidad cognitiva general, la puntuación obtenida por los atletas mentales se situaba dentro de los valores normales. Los campeones de memoria no eran más listos ni tenían un cerebro especial.

Pero existía una diferencia reveladora entre los cerebros de los atletas mentales y los sujetos de control: cuando los investigadores observaron qué partes del cerebro se iluminaban cuando los atletas mentales memorizaban, descubrieron que activaban un sistema de circuitos completamente distinto. Según las resonancias magnéticas funcionales, áreas del cerebro que eran menos activas en los sujetos de control parecían funcionar a toda máquina en el caso de los atletas mentales.

Lo sorprendente era que cuando los atletas mentales aprendían algo nuevo hacían uso de varias regiones del cerebro que se sabe que se asocian a dos cometidos específicos: la memoria visual y la memoria espacial. Los atletas mentales dijeron que convertían en imágenes de manera consciente la información que debían memorizar y distribuían dichas imágenes en recorridos espaciales familiares. No realizaban esta operación automáticamente o porque poseyesen un talento innato cultivado desde la infancia.

Al igual que un ordenador, nuestra capacidad para funcionar en el mundo está limitada por la cantidad de información que podemos barajar simultáneamente. Nuestra vida está estructurada por nuestros recuerdos de acontecimientos. El acontecimiento X sucedió justo antes de las supervacaciones en París. Recordamos los acontecimientos situándolos en el tiempo en relación con otros acontecimientos. Igual que acumulamos recuerdos de datos integrándolos en una red, acumulamos experiencias vitales integrándolas en un entramado de recuerdos cronológicos adicionales. Cuanto más densa es la red, más densa es la experiencia temporal.

Bueno… quizás no es una entrada brillante pero al leer el artículo me ha hecho recordar que tengo un blog y debo escribir de vez en cuando…..

salut¡

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