Hacía tiempo, mucho tiempo que estabas ahí, escondida, latente, como siempre; presente. Al final fue este verano después de varias intentonas por tu parte por aparecer. Lo habías intentado alguna vez de forma suave, sibilina y delicada, lo hacías y yo no reaccionaba, lo buscabas pero siempre bien intencionada. Al final lo hice yo, yo te destapé, fue un día 8 .. cómo no, ese día lo merecía.
Al destaparte tu reacción no fue inmediata, tardaste … el sólo hecho de hacerlo mi corazón ya me dio un vuelco, que nervios, que sensación más extraña y a su vez reconfortante, mil pensamientos me abordaron, entre curiosidad y miedo, entre alegría y desconcierto…… Sí, fue así, de forma consciente un día desplegué ese capa con la que yo te había cubierto y ahí estabas de nuevo, tan maravillosa como siempre, tan blanca, tan tú, mi Ronalda Destapé, miré y esperé. . Han sido exactamente 2 años, 5 meses y 12 días de oscuridad.
Tu reacción no fue inmediata, se necesitó un tiempo…. quizás un mes. El mero hecho de destaparte no era suficiente para poder tocarte, para montarte, agarrarte, apretarte, estrujarte o tan sólo contemplarte…..tuve que esperarte. Pero llegó ese día y fue muy familiar, conocido y reconocido, entrañable y peculiar; realmente había pasado ese tiempo, tanto tiempo, pero para los dos fue como un abrir y cerrar de ojos, un ligero pestañeo, un suspiro, un hasta mañana y ya está , quizás un hasta después o tan sólo, un mal sueño.
Recuerdo muy bien ese momento, ese primer instante, para mi fué reconfortante, relajante, yo estaba metalizado previamente, lo había ensayado durante mucho tiempo, me lo había imaginado, hablado y hasta dibujado. Había miedo al posible dolor, al rencor, al rechazo, a los reproches, a la incomodidad, al cambio o evolución pero no … fue como tenia que ser. La posición ahora, es diferente, por eso me prometí interiormente que .. al más mínimo dolor o incomodidad.. reaccionaría, te volvería a tapar y esta vez ya sería para siempre. Pero no, ahí estabas tu, como siempre, tan blanca, tan pura…. no me dolió. La paz me invadió, me dominó, no había ni un sólo recuerdo negativo, ni un reproche, Ronalda, ese dolor ya no existía. Ese fué, quizás, otro de esos días que nunca jamás olvidaré. Tan sólo podía decir GRACIAS.
Yo sabía qué estar contigo me había perjudicado, te había perjudicado , nos hacíamos daño, los habíamos sufrido pero en cambio ahí estaba de nuevo. La curiosidad me podía, quería comprobarlo, vivirlo otra vez, quería saber que pasaría, que había crecido en mi y sobre todo, qué había aprendido en ese tiempo de oscuridad. Me había estado preparando, trabajando, fortaleciendo también te había sido infiel muchas vez, Little Peg Top fué la primera, le siguieron otras… la última Negrita. Con ellas las sensaciones son diferentes… no digo peores ni mejores, diferentes.
Durante estas últimas semanas hemos estado entrenando, muy técnicamente, esos pies siempre me molestan, hemos hecho cosas que nos ha gustado … a los dos, he de reconocer que me he quedado con las ganas.. de hacer muchas más, de desbocarme contigo, de volver a galopar, rodar, a levantarte y voltearte… pero no ha podido ser, no has querido. Me he contenido…. la pasión por cogerte, apretarte y montarte ha sido muy fuerte pero mucho más el aprendizaje adquirido, el respeto y la admiración. Me he intentado acoplar a ti a este nuevo deporte que es fluir, compartir , sentir y , a vivir con la distancia y la incomunicación. Lo que quería intentar.
Me repetía constantemente que no volvería a pasar, no volvería a sufrir, ya no más … y pasó, sí pasó. El dolor ha vuelto a resurgir y me es familiar, lo he reconocido yo lo se, irá a más. Durante este tiempo había aprendido a dejar, a soltar , a liberar y liberarme, a dejar fluir y no coartar, a no obsesionarme y dejar de pensar, pero aquí esta de nuevo, tengo miedo, te tengo miedo a ti, me tengo miedo a mi tengo miedo a sentir.
Por eso hoy, Ronalda, mi Ronalda, he de confesarte que no puede ser, que no es posible, que tan sólo tu presencia sin tapar ya me hiere, tan sólo imaginar cómo sería montarte ya me desespera y que tan sólo el mirarte o el no saberte …….. ya me mata. Y hoy he decido volverte a tapar o mejor….. taparme yo de ti. No se si más adelante te/me destaparé pero algo más debe cambiar, o mi forma de pilotar o tu forma de rodar, o liberarte de tu mochilas innecesarias o , quizás cambiar de camino al rodar pero así, nunca funcionará. Me duele en el alma, mi Ronalda, se que eres especial pero siempre me quedará lo que tuvimos y que ninguna lona tapará. Ronalda, tu tienes muchas pistas por delante, mucho camino por recorrer, muchas cuestas que remontar, tus alforjas debes tu cargar o liberar, ya no te podré ayudar, no me das ni la oportunidad.
Me despido de ti desde la alegría y la plenitud. No estés triste, yo no lo estoy. Me despido de ti desde mi libertad, dándote gracias por lo que he aprendido contigo, lo que he crecido junto a ti y sin ti, en como he podido pilotar situaciones, a menudo complicadas. Contento porque creo que tu también has aprendido y crecido y algo yo he contribuido. Me despido de ti desde el amor y la pasión, el recuerdo y la gratitud diciendo que aunque de nuevo aquí estoy tapándote, tu siempre serás mi Ronalda destapada en mi corazón esperando que si un día te liberas de tus mochilas decidas recorrer ese camino conmigo.
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