Ultimamente estoy super liado con el cambio de piso de mis padres. Por fin hemos encontrado un pisito en Cerdanyola con ascensor y han podido dejar el de Barcelona. Dejarlo después de 50 años, un piso donde antes había ya vivido mi abuela, luego nosotros y ahora vivían ellos.
No había llegado a imaginar la de cosas que amontonamos durante una vida. El piso de mis padres, el nuevo, es quizás un poco mayor pero al ser más nuevo no hemos querido poner tantos muebles. Problema… donde ponemos todas las cosas, cositas, cosazas y otros menesteres que ellos tienen,,,,, A la basura.
Bueno este hecho ha sido en cierto modo al principio, un poco traumático y después hemos tenido que hacer terapia hasta casi convertirla en una adepta total. Claro que es comprensible, cómo le puedes decir que las cosas, de su padre, de su madre, de su abuela, recuerdos, cacharros y etc etc … los tiene que tirar. La verdad es que hemos hecho mucha mucha limpieza…. a la que se giraba…. a la bolsa de basura…. a la que me giraba… rebuscaba en las bolsas y me reñía por haberlo tirado.
Bueno a lo que iba…. ¿ porqué amontonamos tantos recuerdos de nuestra vida?, ¿porqué hemos de tener fisicamente las cosas para recordarnos? …. Mi libro de la comunión , con las firmas de puño y letra de todos mis tíos muertos. Si hombre si, un recuerdo, un poco de morriña, sí, … pero para qué?
Creo que somos demasiado terrenales y posesivos. Los pueblos nómadas van con lo puesto y no creo que renuncien a sus orígenes. No se, es curioso. Me gustaría entender porque lo hacemos,
En algún momento de nuestras vidas, hemos escuchado el famoso “guardar por las dudas”, “ahorrar para los tiempos de las vacas flacas” o “no estrenar ese pijama o camisón por si nos enfermamos”.
Todos, sin excepción, hemos sido víctimas del pensamiento futurista negro, y desarrollamos la conciencia del “por si acaso”.
Así apilamos ropa ochentera, trajes que no nos entran, zapatos que jamás volveremos a ponernos; maquillajes vencidos, medicinas que han perdido la fecha de caducidad, latas de embutidos que no nos gustan, periódicos con eventos que olvidaremos, recuerdos, cartas, y odio; dibujos de los niños cuando tenían 4 años de edad; pétalos de rosas extraviados en los libros; lapiceras sin tinta; vajilla para una ocasión espacial y un sinfín de cosas acopiadas.
He leido por ahí un par de blogs, de gente, que han tenido la misma inquietud que yo en este tema. Adjunto unas reflexiones copiadas de uno de ellos, el que más me ha gustado:
1. NO QUEREMOS OLVIDAR EL PASADO: Muchos de los objetos que acumulamos tienen un significado especial para nosotros. Nos recuerdan a cierta persona que conocimos o a aquellas vacaciones en las que tanto disfrutamos. Personalmente me gusta mucho viajar y cuando tengo la oportunidad trato de hacerlo a países de los que consideramos “exóticos”. El problema de elegir estos destinos es que compro muchos objetos simplemente por pensar que en España no los encontraría. Otro gran repertorio de objetos que abunda en nuestras casas son los regalos que hemos ido recibiendo cada año por nuestro cumpleaños o en Navidad. Aunque no suene políticamente correcto decirlo, un gran porcentaje de estos regalos los tenemos únicamente como adorno y núnca llegamos a darles la utilidad para la que fueron creados.
Deshacernos de los recuerdos vacacionales o de los regalos para los que no encontramos utilidad puede ser algo muy costoso. Debemos entender que tan sólo son objetos y no representan a las personas con las que están relacionadas. Seguir manteniéndolos en nuestra casa es vivir en el pasado sin dejar espacio para disfrutar del presente.
2. TENEMOS MIEDO AL FUTURO: Muchas veces acumulamos objetos “por si acaso”. Tenemos miedo a no estar preparados para el futuro y acumulamos todo lo que cae en nuestras manos. Pero lo cierto es que nunca podemos estar preparados para el futuro. El futuro es incierto y no podemos controlar lo que nos depare. Pierdes peso, adelgazas y la ropa se te queda grande. En lugar de donarla prefieres guardarla “por si” el día de mañana vuelves a aumentar de talla. Pasan los años, engordas y no quieres ponerte una prenda que ha pasado de moda o simplemente no te apetece ponerte unos pantalones que has estado viendo colgando del armario cada día de los últimos diez años. Por no hablar de la ropa que pasa de moda y la guardamos “por si” el día de mañana vuelve a estar de moda.
CONCLUSIONES
Creo que el chico que escribió ese blog tenía razón. No encuentro muchos más motivos «normales» para hacerlo. De hecho, cuando salí del Gran Hermano, me llevé conmigo pocas cosas, muy pocas de todas las que tenía. Muchas las dejé allí, otras siguen en el trastero…. y otras las tiré. Intento tener bien pocas en mi casa, ni revistas ni albums de fotos ni discos. Los formatos electrónicos i el cloud va de coña para olvidarte de los trastos. Reflexionando un poco está claro que quería olvidar ese pasado, no me interesaba ese vínculo y no tengo miedo al futuro…. hay más que luz al final de túnel, hay vida ¡¡¡¡¡
PD 1… cuando digo formato electrónico es este blog, que me remonta a muchos recuerdos anteriores
PD 2 Aún tengo mis patines sobre ruedas … y de vez en cuando practico…. esa vida no la quiero olvidar
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